Un equipo multidisciplinario del Hospital Universitario Vall d’Hebron ha conseguido, por primera vez en España, preservar la capacidad de caminar de un paciente afectado por un sarcoma sinovial en uno de los músculos necesarios para garantizar el movimiento de la pierna.

La compleja intervención, que duró 8 horas, consistió en extraer el tejido afectado y substituirlo por otro músculo de la espalda del mismo paciente. Un año después de la intervención, continúa libre de cáncer y camina sin ninguna ayuda, a pesar de que todavía sigue el proceso de rehabilitación.

La compleja intervención, que duró 8 horas, consistió en extraer el tejido afectado y substituirlo por otro músculo de la espalda del mismo paciente

Los médicos diagnosticaron al paciente, Òscar Muñoz, un sarcoma sinovial, un tipo de tumor maligno de partes blandas muy agresivo. En un TAC de control realizado por otro motivo, se le había detectado un quiste dentro del glúteo medio. Se hizo un seguimiento y al ver que había crecido se derivó el caso a Vall d’Hebron, donde en abril de 2015, nuevas pruebas determinaron que se trataba de un tumor maligno solo tratable con cirugía.

La intervención hacía necesario extirpar todo el músculo afectado, pieza vital para realizar el movimiento de la pierna al caminar. A la vez, permite que la pelvis se mantenga estable y paralela al suelo. Por lo tanto, la operación dejaría fuertes secuelas al paciente, que solo se podría mover con dificultades o bien con la ayuda de un bastón o de muletas.

Una intervención pionera

El cirujano responsable de la intervención, Roberto Vélez, especialista en patología tumoral de la Unidad de Cirugía Reconstructiva Osteoarticular del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología Vall d’Hebron, optó por un tipo de intervención que garantizase la capacidad del paciente, una persona con una vida profesional muy activa y que practicaba deporte, de moverse de forma autónoma.

Vélez explica que “el tumor nos obligaba a extraer todo el músculo y eso, en este caso, te deja cojo”. Por este motivo, se estudió la reconstrucción del músculo que había que extraer con otro similar de otra zona del cuerpo del mismo paciente. Se trata de una operación inédita y que solo se había realizado otra vez en el mundo. Una de las grandes novedades es que la intervención preserva la función de la zona afectada.

El caso lo valoró el comité multidisciplinario de tumores del aparato locomotor, que decidió que, antes de la cirugía, el paciente se sometiese a quimioterapia y a radioterapia una vez acabada la intervención. Finalmente, el 5 de agosto del 2015 entró en quirófano. La operación duró 8 horas y participaron 9 personas, 6 cirujanos (cirujanos plásticos, microcirujanos de traumatología y cirujanos de traumatología), 1 anestesiólogo y 2 enfermeras.

Se extrajo el músculo afectado por el tumor, pero se mantuvieron los vasos sanguíneos y el nervio para poder realizar la implantación del nuevo tejido. Se optó por el músculo dorsal amplio, con una estructura suficiente para realizar la misma función y la extracción del cual no afectaría a la vida del paciente.

Este tipo de intervenciones solo se pueden realizar en centros que dispongan de equipos multidisciplinarios de profesionales formados en microcirugía plástica y microcirugía traumatológica. Como destaca Vélez, se trata “no solo de ofrecer el tratamiento oncológico, sino también la mejor reconstrucción para garantizar la calidad de vida del paciente”.

Se trata no solo de ofrecer el tratamiento oncológico, sino también la mejor reconstrucción para garantizar la calidad de vida del paciente

Un año libre de cáncer

Vélez apunta que un año después, el paciente “está libre de enfermedad local y sistémica y ya camina sin ayuda”. Tras la intervención se tuvo que someter a radioterapia e inició el proceso de recuperación y rehabilitación en el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación.

Después de 3 meses de trabajo en el hospital, Òscar continua trabajando en casa y explica que está “sorprendido de cómo ha ido todo” ya que “había muchas incógnitas sobre la recuperación”. A la vez, destaca el trabajo de los fisioterapeutas después de la operación.

“He pasado de ir en silla de ruedas a no necesitar las muletas y solo tengo unas pequeñas limitaciones en el movimiento”. Ha sido un proceso “de aprender a caminar, ahora me toca aprender a correr y el verano es un buen momento para probarlo”.

Para tratar su caso fue necesaria la colaboración de diferentes servicios del Hospital. Participaron el Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, el de Cirugía Plástica y Quemados, el de Oncología Médica y el de Oncología Radioterápica. También trabajaron en el caso profesionales del Servicio de Anestesiología, Medicina Física i Rehabilitación y de enfermería.

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