Un equipo científico liderado por Andrés Ozaita, investigador principal del Laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra, en colaboración con científicos de la Universidad del País Vasco, ha estudiado el rimonabant como posible fármaco para tratar el síndrome del cromosoma X frágil, obteniendo muy buenos resultados en ratones a dosis alejadas de potenciales efectos adversos.

El síndrome del cromosoma X frágil (FXS, por sus siglas en inglés) es la causa más común de discapacidad intelectual heredada. Se debe a un fallo en el gen FMR1, localizado en el cromosoma X, que hace que el cuerpo produzca cantidades muy bajas de la proteína FMR1P, necesaria para que el cerebro funcione correctamente.

Los niños que nacen con este síndrome presentan, entre sus múltiples síntomas, discapacidad intelectual, comportamiento hiperactivo, trastorno del espectro autista, retraso en el habla y el lenguaje y un tono muscular bajo. El FXS es una enfermedad rara que afecta a uno de cada 4.000 hombres y una de cada 8.000 mujeres.

El síndrome del cromosoma X frágil es una enfermedad rara que afecta a uno de cada 4.000 hombres y una de cada 8.000 mujeres

Muchas de las afectaciones vinculadas al síndrome del cromosoma X frágil, como los problemas cognitivos o la alteración de plasticidad neuronal, dependen del sistema endocannabinoide, una red de receptores neuronales que regula procesos de recompensa, aprendizaje y memoria. Por este motivo, el equipo de Ozaita ha decidido utilizar el rimonabant, una molécula que bloquea el receptor principal del sistema endocannabinoide: el receptor para cannabinoides 1 (CB1).

Se trata de un fármaco ya existente, desarrollado y aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos en 2007 para tratar la obesidad bajo la premisa de que la inhibición de la actividad cannabinoide reduce el apetito. Desafortunadamente, el rimonabant tuvo que ser retirado del mercado dos años más tarde debido a efectos secundarios indeseados, como depresión o ansiedad.

Estos efectos secundarios, sin embargo, son dependientes de la dosis de fármaco administrada, así que el estudio actual se basa en dosis 30 veces menores de rimonabant en comparación con aquellas que mostraban efectos contra la obesidad, lo que evitaría los efectos adversos observados a altas dosis.

Tratamiento temprano

Además del rimonabant, el equipo ha utilizado la molécula NESS0327, otro antagonista de los receptores CB1 diferente al rimonabant, para demostrar que los beneficios observados con el rimonabant son gracias al bloqueo parcial de los receptores CB1.

“No debemos descartar el uso de otras sustancias que tengan como diana los receptores CB1 para tratar el síndrome del cromosoma X frágil”, comenta Ozaita. “Algunos componentes específicos de la planta del cánnabis, como el cannabidiol, son posibles alternativas dado que se conoce de su perfil farmacológico. Asimismo, en futuros estudios se debería barajar la posibilidad de iniciar el tratamiento mucho más temprano, durante el neurodesarrollo, con objeto de intentar mejorar el potencial terapéutico de las intervenciones farmacológicas”.

Según los resultados de este estudio, parte de la tesis doctoral de Maria Gomis-González, el tratamiento con bajas dosis de rimonabant previene los fallos en la plasticidad sináptica de los ratones modelo de FXS correlacionando con la mejora cognitiva.

Tal y como refleja este estudio, que aparece publicado en la revista Genes, y que amplía un estudio previo del grupo en 2013 (Busquets-Garcia et al., Nature Medicine 19:603, 2013), los receptores CB1 son una diana muy importante a la hora de mejorar los síntomas asociados al síndrome del cromosoma X frágil, lo que amplía las posibilidades de desarrollo de nuevas moléculas dirigidas a este blanco.

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