Actualmente se calcula que hay unas 7.000 enfermedades raras que afectan a un 8% de la población mundial. Esta situación no es sólo considerada por la ciencia, también la Iglesia Católica se ha hecho eco de este fenómeno global por lo que desde el Vaticano se ha programado, desde hoy al sábado próximo, la realización de un congreso en busca de intercambiar experiencias y encontrar soluciones. Se denomina enfermedades raras a aquellas que afectan a un número limitado de personas con respecto a la población general, a menos de uno de cada 2.000. Sin embargo, la mayoría de estas enfermedades son aún menos frecuentes, afectando a una de cada 100.000 personas. Entre ellas hay diversos síndromes y esclerosis como el defecto hereditario en el cromosoma X; la parálisis facial y falta de movimiento en los ojos; debilidad muscular y muerte por insuficiencia respiratoria; inflamación de capilares que afecta piel, intestinos y riñones; envejecimiento prematuro; hiperextensibilidad de las articulaciones y desorden genético que afecta al sistema nervioso autónomo, entre otras tantas. El Pontificio Consejo para Agentes Sanitarios ha manifestado que en el mundo del sufrimiento y en el campo de la salud siempre ha estado la Iglesia, y que todavía hay países donde esta institución cubre la falta de atención médica acercándose a enfermedades muy peligrosas, como lo fue la última epidemia de ébola. También están las enfermedades olvidadas o desatendidas en lugares golpeados por la pobreza o la guerra. Se calcula que en el mundo hay 1.000 millones de personas afectadas por la rabia o la lepra, que en condiciones normales se pueden prevenir.

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