La microcefalia no es el único trastorno que pudiera atribuirse a la oleada congénita que puede provocar el virus Zika en neonatos.

Tal y como lo demostró la primera autopsia realizada en un neonato en el País y expuesto a la comunidad médica internacional, el virus podría cargar científicamente el poder de provocar daños congénitos a nivel cerebral durante el desarrollo fetal más allá de la microcefalia (disminución del tamaño de la cabeza y el cerebro) como lo es la hidrocefalia (acumulación excesiva del líquido cefalorraquídeo).

Según reveló a este medio la doctora Nicolle Dávila Castrodad, de la Sección de Neonatología del Departamento de Pediatría del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), la madre del bebé adquirió Zika congénito según confirmaron los ginecólogos durante el primer trimestre de gestación.

Los sonogramas prenatales fueron confirmandole a los médicos y especialistas cambios subjetivos a la presencia de la infección causada por Zika, donde se sugería que el bebé tenía microcefalia, debido a que la circunferencia de la cabeza era por debajo de la tercera desviación estándar (DE), tenía ventriculomegalia (agrandamiento de los ventrículos en el cerebro), contracturas en las extremidades o artrogriposis, entre otros hallazgos.

“Cuando el bebé nació se confirmaron varios hallazgos, excepto la microcefalia porque entonces no nació con ella. Sino que nació con las medidas de circunferencia de la cabeza normal, lo que nos lleva a pensar a que esa cabeza del bebé comenzó a crecer debido a la ventriculomegalia. No tuvimos el diagnóstico de hidrocefalia (paciente falleció a los dos días de nacer), pero sí debido al crecimiento de los ventrículos del cerebro más allá de lo normal podía sugerir el posible desarrollo de hidrocefalia más adelante”, declaró.

“Lo que nos hace pensar en que no podemos solo pensar en el enfoque Zika y microcefalia. Además que tenemos que pensar en todos los cambios que puede ocasionar el virus a nivel cerebral y que los médicos que atienden a estos pacientes que desarrollaron microcefalia a consecuencia del virus, tienen que evaluarlos a largo plazo”, formuló.

Más allá, otro factor científico interesante que resalta el caso es que la madre del neonato arrojó negativo a la prueba TORCH, que evalúa la presencia de viruses como el toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, herpes y hasta VIH, en recién nacidos.

Esto constituyó otro valor añadido para los médicos del caso, pues si la progenitora no tenía dichas infecciones, se considera que el bebé tampoco.

No obstante, en este caso al neonato no se le realizó tal prueba debido a su rápido fallecimiento a causa de Hipertensión Pulmonar Arterial (HAP), por lo que la doctora Dávila Castrodad aclaró que es importante en otro escenario similar realizarle la prueba TORCH de paso al bebé con Zika congénito.

“Este es el primer caso donde mediante la autopsia y el informe de los patólogos, confirmaron los hallazgos médicos mediante autopsia. Precisamente el examen de autopsia es lo que nos ha podido revelar hallazgos asociados a cita congénito y fue una herramienta clave. A nivel de literatura científica, donde más se han publicado hallazgos asociados a Zika fue en Brasil, donde uno de los artículos hablaba de siete hallazgos revelados por autopsias a causa del Zika que fueron parecidos a lo que nosotros encontramos”, puntualizó.

Este caso fue presentado este año ante la American Academy of Pediatrics (AAP) como un caso pediátrico de envergadura clínica y científica. Además, está aceptado para ser publicado en el Puerto Rico Health Science Journal.

Vea parte de nuestra entrevista en el siguiente video:

 

Artículos relacionados: microcefalia, zika, hidrocefalia


Fuente: https://goo.gl/ME5gub