La sordera y otros padecimientos del pintor español Francisco de Goya (1746-1828) se debieron posiblemente a una rara enfermedad del sistema inmunológico, el síndrome de Susac, según la investigación de una profesora y especialista en otorrinología.

Ronna Hertzano, investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland en Baltimore (MD), ofreció hoy este diagnóstico en una conferencia sobre las causas de padecimientos que han afectado a importantes figuras históricas que se celebra en dicho centro universitario.

«Ha sido un trabajo verdaderamente detectivesco», aseguró Hertzano, experta en los mecanismos celulares y genéticos de la pérdida de audición, al presentar si investigación en 24a Conferencia de Clínocopatología Histórica.

«La cuestión de la enfermedad de Goya fue un misterio médico fascinante. Yo pienso que este caso tiene varias posibilidades plausibles», dijo la profesora de Departamento de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello.

De acuerdo con la investigación realizada por Hertzano, el genio nacido en Fuendetodos (España) el 30 de marzo de 1746, sufrió el llamado Síndrome de Susac.

Los principales síntomas del síndrome de Susac son el deterioro de la función cerebral y la pérdida de la visión, el equilibrio y la audición.

«Aunque la mayoría de estos síntomas suelen desaparecer con el tiempo, los pacientes pueden sufrir de pérdida permanente de la audición», explicó la experta, quien considera que muy probablemente ese fue el caso del pintor de «Los fusilamientos del 2 de mayo» y las «Majas» desnuda y vestida.

Si viviera en la actualidad, el también creador de la serie «Los desastres de la guerra», que reflejan las atrocidades del enfrentamiento entre Francia y España en la guerra de la independencia española, podría recuperar la audición.

«Aún con una pérdida permanente del audio, con implantes cocleares (que reemplazan la cóclea o caracol del oído interno) Goya hubiera podido volver a oír de nuevo», afirmó la investigadora.

Según señaló Hertzano, los tres principales problemas causados por el Síndrome de Susac son la alteración de la función cerebral (encefalopatía), el bloqueo parcial o completo (oclusión) de las arterias que suministran sangre a la retina y la enfermedad del oído interno que generalmente produce pérdida auditiva y afecta el equilibrio.

En esta enfermedad el sistema inmunológico del paciente ataca equivocadamente al tejido saludable.

Si el problema mayor de los afectados por el síndrome es en la encefalopatía, la enfermedad puede durar de uno a tres años generalmente resolviéndose espontáneamente.

En los casos donde el mayor efecto es la oclusión de la retina o el daño en el oído interno, la enfermedad suele permanecer entre tres y 10 años y produce una pérdida de la audición.

La investigación de la experta otorrina estableció como segunda posible causa de la enfermedad que atacó a Goya «en la cumbre de sus poderes artísticos y con 46 años» a una infección de sífilis, aunque esto es menos probable pues todos los síntomas desaparecieron excepto la sordera.

Según los biógrafos de Goya, la dolencia agrió el carácter del pintor, haciéndolo irascible.

Con referencia a la creencia de que los padecimientos del artista se debieron a una infección por el plomo contenido en las pinturas, Hertzano la descarta debido a la recuperación de Goya, excepto por la pérdida de la audición.

El pintor se retiró en 1819 a una casa de campo en las afueras de Madrid, conocida como la «Quinta del sordo», y allí realizó hasta 1823, 14 murales conocidos como las «pinturas negras», considerados por muchos estudiosos su obra cumbre.

Curiosamente el dueño anterior de la propiedad, Pedro Marcelino Blanco, que vendió la finca a Goya, también era sordo.

Los estudiosos de su arte creen que otra grave dolencia sufrida en noviembre de ese año y la vejez junto a su compañera Leocadia Zorrilla de Weiss -cuatro décadas más joven que él- fueron las razones que lo llevaron a realizar esa serie de obras.

El genio aragonés murió en el exilio en Burdeos (Francia) en la madrugada del 16 de abril de 1828, recién cumplidos los 82 años.

«Si la doctora Hertzano hubiera estado cerca para restaurar la audición de Goya en 1792, hubiera tenido un profundo efecto en su vida y posiblemente en el carácter de sus obras posteriores», comentó Philip Mackowiak, fundador en 1995 de la Conferencia de Clinicopatología Histórica.

 

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