El glaucoma es una enfermedad ocular degenerativa que afecta al dos por ciento de la población mayor de 40 años y aumenta a un 14 % entre personas mayores de 60 años. Esta enfermedad asintomática va produciendo una lesión en el nervio óptico que el paciente no advierte hasta estadios muy avanzados. Por ese motivo, el glaucoma es una de las principales causas de ceguera irreversible cuando no es controlada con un tratamiento adecuado.


Los especialistas insisten en la prevención y en la realización anual de un completo examen oftalmológico. En opinión de los expertos, no es suficiente con controlar la tensión ocular para saber si el paciente sufre esta patología, sino que son necesarias otras pruebas para analizar el campo visual, así como el estudio de la pérdida de fibras nerviosas a nivel de la cabeza del nervio óptico, mediante la realización de una tomografía de coherencia óptica (OCT).


El glaucoma puede asociarse al aumento de la presión intraocular. Según el Dr. Gabriel Scalerandi, especialista en Oftalmología del grupo hospitalario HLA, “esta subida se debe, por lo general, a un aumento de resistencia a la salida del humor acuoso por la vía convencional, es decir, a un desequilibrio entre la producción y salida del humor acuoso, cuya función es dar nutrición y consistencia a estructuras oculares”. Aunque existen otros factores, el nivel de presión intraocular, es el único que se pueden controlar con fármacos o cirugía.


La edad también es considerada uno de los factores demográficos de riesgo en este tipo de patología crónica, así como el componente genético, ya que en un elevado porcentaje los hijos de padres glaucomatosos pueden heredar la enfermedad. Además, la diabetes, la miopía y la hipermetropía, el tratamiento prolongado con corticoides, o la exposición al sol, aumentan la posibilidad de padecer glaucoma. Por último, determinadas cardiopatías y el tabaco, han sido también identificados como factores de riesgo.


En la actualidad se dispone de tratamientos hipotensores, así como terapias con determinados láseres, gracias a los cuales solo un 25% de los pacientes requieren de tratamiento quirúrgico por no ser posible el control con medicamentos tópicos.  El tratamiento del glaucoma se realiza con cirugías cada vez menos invasivas y con menos complicaciones, conocidas como MIGS (Minimally Invasive Glaucoma Surgery). Estas técnicas están demostrando buenos controles tensionales y menos repercusión en la calidad de vida de los pacientes, incluso una mejor respuesta en la evolución de la enfermedad.

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