España:

Investigadores españoles han descrito en ratones cómo el glioblastoma, el tumor cerebral más frecuente y agresivo, «secuestra» los pericitos, o células defensoras que rodean los vasos sanguíneos del cerebro, para desactivar su acción antitumoral y obligarlas a trabajar en la expansión del tumor.


Este cambio en la función de los pericitos es logrado por el glioblastoma alterando uno de los sistemas de «limpieza» celular: la autofagia mediada por chaperonas. Las chaperonas son proteínas que trabajan activamente en esta tarea de descomponer y destruir proteínas dañadas o anómalas. La alteración por el glioblastoma cambia la función de defensa proinflamatoria de los pericitos por otra inmunosupresora, que favorece la supervivencia del tumor.


Trabajos previos habían mostrado que la influencia del glioblastoma sobre los pericitos impide que los linfocitos T destructivos puedan atacar al tumor; por eso el cerebro no detecta el glioblastoma y no puede reaccionar contra él.


Redacción / SINC

Fuente: http://bit.ly/2puSqEr