Sinónimos: Enanismo tanatofórico
TD

Prevalencia: <1 / 1 000 000

Herencia: Autosómico dominante
No aplicable

Edad de inicio o aparición: Infancia, Neonatal

 

Resumen

La displasia tanatofórica (DT) es una displasia esquelética grave y generalmente mortal que se presenta en el periodo prenatal y se caracteriza por micromelia, macrocefalia, tórax angosto y rasgos faciales distintivos. Se clasifica en DT de tipo 1 (DT1) y DT de tipo 2 (DT2), que se diferencian entre sí por la forma del fémur y del cráneo.

Tiene una incidencia estimada de entre 1/50.000 y 1/20.000 nacimientos.

Los rasgos morfológicos característicos se aprecian ya en la época prenatal. Al final del primer trimestre, se puede apreciar el acortamiento de los huesos largos por ecografía. En el segundo trimestre se observa una acusada deficiencia en el crecimiento (longitud de los miembros por debajo del quinto percentil) junto con macrocefalia, ventriculomegalia y un cráneo bien mineralizado. El tórax es angosto con cuerpos vertebrales bien mineralizados pero aplanados. También se pueden observar fémures curvados con forma de «auricular telefónico» (en DT1), cráneo en forma de «hoja de trébol» (en DT2 y en algunos casos de DT1) y polihidramnios. Los neonatos son macrocefálicos y tienen una fontanela anterior grande, frente prominente, hipoplasia de la región mediofacial grave y proptosis. Las extremidades son micromélicas con pliegues redundantes de la piel, y las manos presentan braquidactilia con configuración de tridente. El tórax es angosto y tiene forma de campana. Se observa hipotonía generalizada. Las anomalías del SNC incluyen displasia del lóbulo temporal, hidrocefalia y lesiones por estenosis crítica del agujero occipital. En raras ocasiones se han registrado anomalías cardiacas y renales, así como convulsiones.

La DT es causada por mutaciones en el gen del receptor 3 del factor de crecimiento de los fibroblastos (FGFR3) (4p16.3) que provocan una activación continua del receptor FGFR3, lo que genera trastornos en el crecimiento óseo y de otros tejidos, característicos de la DT.

El diagnóstico se realiza normalmente entre el 2º y el 3º trimestre, pero es posible obtenerlo antes si se identifican las extremidades cortas (y, en algunos casos, el aumento de la translucencia nucal) durante la ecografía estándar que se realiza el primer trimestre. Otros resultados que se pueden observar mediante técnicas de imagen son platispondilia, metáfisis irregulares y acortamiento rizomélico de los huesos largos, así como fémures curvados en DT1 y cráneo en forma de «hoja de trébol» (kleeblattschaedel) en DT2. Los análisis genéticos moleculares se pueden utilizar para determinar la existencia de mutaciones en FGFR3 y diagnosticar de forma definitiva la DT.

Los diagnósticos diferenciales incluyen acondroplasia en homocigosis, acondrogenia (de tipo 1A, 1B y 2), síndrome de SADDAN, síndrome de costillas cortas-polidactilia, osteogénesis imperfecta de tipo 2, displasias esqueléticas platispondílicas mortales, displasia disegmentaria de tipo Silverman-Handmaker y displasia campomélica (ver estos términos).

Normalmente se sospecha el diagnóstico prenatal por ecografía, y puede confirmarse por análisis molecular de amniocitos o por toma de muestras de vellosidades coriónicas (CVS) o, recientemente, por ADN fetal circulante.

La DT se transmite por herencia autosómica dominante, aunque la mayoría de los casos son debidos a mutaciones de novo en el probando. El asesoramiento genético permite a las familias que ya tienen un hijo con DT saber que la tasa de recurrencia es aproximadamente del 2 %, de manera que las posibilidades de tener otro hijo sano son altas. Se ha comprobado el efecto de la edad avanzada del padre en la DT.

La DT no tiene cura. En el estadio prenatal, el tratamiento se centra en evitar las complicaciones potenciales durante el embarazo y el parto. En el periodo neonatal, el tratamiento debe centrarse en los deseos de los padres de ofrecer cuidados paliativos en lugar de tratamientos agresivos. La asistencia respiratoria con traqueostomía y ventilación es esencial para la supervivencia en todos los lactantes. La hidrocefalia se puede tratar colocando una derivación ventriculoperitoneal. Para aliviar la constricción de la unión craneocervical se puede practicar una descompresión suboccipital. Para las convulsiones se pueden administrar antiepilépticos. Para las pérdidas de audición se pueden utilizar audífonos.

El pronóstico es malo, la muerte se produce in utero o al poco de nacer prácticamente en todos los casos. Se han registrado unos pocos casos de pacientes que han sobrevivido durante la infancia gracias a una intervención médica considerable. La muerte se debe probablemente a una insuficiencia respiratoria, a la compresión de la médula espinal o el tronco encefálico, o a ambas cosas.

 

Revisores expertos

  • Dr Michael BOBER
  • Angela DUKER

 

 


Fuente: http://www.orpha.net/consor/cgi-bin/Disease_Search.php?lng=ES&data_id=547&Disease_Disease_Search_diseaseGroup=Displasia-tanatof-rica&Disease_Disease_Search_diseaseType=Pat&Enfermedade%28s%29/grupo%20de%20enfermedades=Displasia-tanatof-rica&title=Displasia-tanatof-rica&search=Disease_Search_Simple