Yesil y Mikel no pueden dormir. Hoy ha sido un largo día desde que Alena salió del hospital después de que le hicieran un estudio de ultrasonido, debido a los recurrentes dolores de su cuerpo. Parece que Alena se ha quedado dormida por fin, cuando repentinamente se escucha una grave vocecita desde la recámara contigua.

-¡PAPIIIII, PAAAAAAPI!

Mikel se levanta de la cama de un solo brinco y corre a la habitación de Alena. Después de comprobar que la pequeña está tranquilamente sentada sobre su cama, exhala profundamente y pregunta:

-¿Qué fue, Alena? ¿Por qué los gritos?

-¿Me cuentas un cuento?- le pide Alena a su padre con su irresistible mirada.

Yesil ha llegado al cuarto también y se sientan los dos en la pequeña cama junto a Alena. Mikel voltea a ver a Yesil, intercambian algunas miradas y finalmente empieza a contar:

-Había una vez…….

Como de costumbre, Alena interrumpe… -Pero, ¿me cuentas un cuento de miedo….?

Mikel sabe que Alena se impresiona fácilmente, así que decide contar algo simple:

-Había una vez, tres gorilas que vivían en Africa…

Sin poner mucha atención a lo que su padre dice,  Alena continúa el relato, mientras sus padres escuchan pacientemente -… y un señor de 18 años con bata blanca  iba a una casa grande y los nocturnos salieron de la computadora, después ya no pudo hacer nada.

-¿Los Nocturnos? -pregunta Yesil sin entender muy bien de qué habla Alena.

-En México había Nocturnos y en Africa gorilas-, continúa explicando para que sus padres «entiendan» -entonces, los Nocturnos eran muy feos y la niña estaba llorando. Peleó y ganó, pero no sabía por qué se descompuso la computadora.

-¿Y cómo eran esos nocturnos Alena? – pregunta Yesil

-Son muy feos con dientes grandes que muerden y duelen.

Mikel aprovecha el momento en que Alena hace una pausa para añadir:

-¡Ah, sí! Los Nocturnos tenían  dientes grandes que mordían muy fuerte,  pero la niña tenía ese polvo mágico que servía  para ganarles a esos feos Nocturnos. Se lo ponía  encima  y aunque la mordían, los Nocturnos  se iban  debilitando hasta que finalmente…. ¡ZAZ! Se morían.

-¿Quieres decir que la niña lograba ganarles a  los Nocturnos?- le pregunta Yesil con tono asombrada a su esposo.

-Sí, pero dan miedo- aclara Alena con una voz muy bajita.

-Sí que dan miedo, porque son feos, pero la niña es  muy inteligente y siempre lleva su polvo, por si aparecen los Nocturnos. – dice Mikel con un tono triunfante.

-Ahora quiero que me des un rico y sabroso abrazo de esos que tu sabes dar Alena, porque ya es hora de dormir para todos- le pide Yesil a la niña.

-Mami, ¿a qué saben los abrazos?- pregunta Alena para continuar con la conversación.

-Mmmmmm, los abrazos saben a felicidad, saben a amor, saben a romper los miedos, saben a genorosidad, saben a estar tranquilos, saben a hacerse fuertes, saben a que ya te tienes que dormir……- dice Yesil levantando una ceja.

-¡Ah, como el polvo mágico!