La trisomía del cromosoma 21, que produce el síndrome de Down, es una alteración cromosómica muy conocida. Sin embargo, hay pocos los síndromes que se deban a trisomías, y la mayoría de ellos no todos son tan conocidos como el síndrome de Down.

¿Qué es una trisomía?

Una trisomía es una alteración cromosómica (aneuploidía) en la que en una de las parejas de cromosomas, de las 23 parejas que forman el genotipo humano, hay un cromosoma extra (47 cromosomas en total, en vez de 46).

Normalmente, el genoma de una persona está formado por 23 cromosomas que hereda de la madre y 23 cromosomas que hereda del padre. Los cromosomas que son iguales (uno del padre y otro de la madre) se agrupan por parejas. Estas 23 parejas de cromosomas se encuentran en cada una de las células que forman parte del organismo.

Dentro de los 23 pares de cromosomas, los cromosomas sexuales son algo diferentes y pueden formar parejas XX o parejas XY, heredando en cada caso un cromosoma X de la madre, y un cromosoma X o un cromosoma Y del padre.

Como hemos dicho, todo eso sería lo normal, pero en ocasiones se producen cambios que alteran la dotación cromosómica de la persona. En este post vamos a hablar de lo que ocurre cuando hay un cromosoma adicional, bien por duplicación de uno de ellos, o bien por herencia de dos cromosomas juntos en vez de uno por parte de un progenitor, o bien por muchas otras causas que pueden darse en el desarrollo humano.

Síndrome de Down

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El síndrome de Down se debe a la existencia de un tercer cromosoma 21, normalmente debido a que en la formación de los gametos de la madre (óvulos) los dos cromosomas 21 no se separan y se heredan juntos, de forma que la descendencia afectada tiene los dos cromosomas 21 maternos y el cromosoma 21 paterno.

Este es el caso más común de origen del síndrome de Down, aunque también existen otras posibles causas que produzcan esta alteración cromosómica, como una translocación del cromosoma 21 u otras razones, de las cuales hablamos más a fondo en este post.

Las características fenotípicas que provoca este cromosoma 21 suplementario son las que presentan la mayoría de los afectados de síndrome de Down, en mayor o menor medida. Estas características suelen ser la discapacidad intelectual (comúnmente leve o muy leve), cara redondeada, nariz pequeña, hipotonía muscular, baja estatura, complicaciones cardiacas, apnea del sueño, cataratas, malformaciones digestivas, celiaquía, problemas de autoinmunidad y riesgo aumentado de leucemia, diabetes mellitus tipo 1, etc.

Síndrome de Edwards

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La incidencia de este síndrome se encuentra entre 1/6.000 y 1/8.000 niños nacidos al año. Ocurre por la presencia de un tercer cromosoma 18. Este cromosoma puede ser heredado por la incorrecta separación de los cromosomas durante la formación de los gametos paternos (los espermatozoides) o maternos (los óvulos). También puede ocurrir por la translocación de un trozo de un cromosoma 18 a otro cromosoma.

En algunos casos, hay personas que son mosaicos (individuos en los que solo algunas células contienen el cromosoma 18 adicional o un trozo extra de éste, mientras que el resto de células tienen la dotación génica normal).

Los afectados por este síndrome suelen morir antes de nacer o al poco del nacimiento. Los síntomas que presentan suelen ser hipotonía, problemas de alimentación derivados de problemas de succión de la leche, baja conciencia y reactividad al entorno, retraso del crecimiento, cabeza pequeña y alargada, afecciones oculares (ojos anormalmente pequeños, malformaciones con aspecto de agujero en el iris o pupila deforme) y malformaciones viscerales del tracto digestivo, sistema cardiovascular, riñones y tracto urinario.

Síndrome de Patau

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El síndrome de Patau ocurre por la presencia de un tercer cromosoma 13. Este puede ser adquirido por una separación defectuosa de los cromosomas en la formación de los óvulos y espermatozoides de los progenitores, o muy raramente ocurre por una translocación robertsoniana (dos cromosomas que se fusionan en uno solo). También puede aparecer en mosaico.

Se estima una incidencia de entre 1/8.000 y 1/15.000 nacidos en un año, aunque el 95% de los diagnosticados mueren antes del nacimiento, y los nacidos tienen una esperanza de vida reducida, falleciendo normalmente por problemas cardiorrespiratorios. El 50% de los nacidos fallecen en el primer mes de vida, y el 70% a los seis meses, siendo la supervivencia media de doce meses. Sin embargo, se ha descrito un caso de una afectada que sobrevivió hasta los 19 años de vida.

Dentro de los síntomas del síndrome de Patau se incluye el retraso psicomotor grave, discapacidad intelectual grave y el coeficiente intelectual tiende a disminuir con la edad, dismorfismo facial (ojos anormalmente juntos, ciclopía, ojos anormalmente pequeños o ausencia de uno o ambos ojos, nariz chata con un único orificio nasal, deformaciones de la pupila, labio y/o paladar hendido), malformaciones del cerebro, polidactilia, malformaciones cardiacas y malformaciones urogenitales.

Síndrome de Prader-Willi

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En este síndrome existe material genético extra por una duplicación o una translocación desequilibrada del brazo largo del cromosoma 15, lo que lleva a la presencia de un tercer cromosoma 15 parcial. Esto ocurre principalmente por una separación defectuosa de los cromosomas en la formación de los óvulos maternos, de forma que se heredan dos cromosomas 15 juntos, en vez de uno solo. Sin embargo, esto únicamente ocurre en un pequeño porcentaje de los casos, puesto que la mayoría ocurre por procesos de impronta. En otro post hablamos más de estos procesos y de  los síndromes de Prader-Willi y de Angelman.

Las características principales de este síndrome son los rasgos faciales (ojos almendrados, frente estrecha, labio superior fino) y la hiperfagia, causada por la ausencia de sensación de saciedad tras la ingesta de comida, lo que puede acabar llevando a la obesidad y todos los problemas que ésta acarrea.

También suele haber retrasos en el crecimiento por una deficiencia de la hormona del crecimiento, y los afectados suelen presentar también ciertos problemas psicológicos y de comportamiento.

Síndrome de Warkany

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Esta trisomía se debe a la presencia de un tercer cromosoma 8. Los fetos que presentan esta alteración cromosómica suelen sufrir un aborto espontáneo en el primer trimestre de gestación, mientras que los que los afectados que presentan esta trisomía en mosaico (solo algunas células tienen este cromosoma 8 extra) pueden llegar a tener una esperanza de vida normal siempre que no presenten malformaciones graves.

La aparición de este trisomía se da entre 1/25.000 y 1/50.000 nacidos anualmente.

Algunas de las características fenotípicas que presentan los afectados son la no-formación del cuerpo calloso, alargamiento del cráneo, alta estatura, pelvis y hombros estrechos, malformaciones vertebrales (escoliosis), anomalías de las vías urinarias, ausencia de rótulas y déficit intelectual moderado.

Trisomía del cromosoma 22

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Esta trisomía ocurre por la existencia de un tercer (o cuarto) brazo largo del cromosoma 22 o solo en algunas células (mosaicismo). También es conocido como el síndrome de ojo de gato. Este nombre es debido a la alta frecuencia de aparición de colobomas en los afectados por este síndrome, que le dan a la pupila apariencia de ser alargada y, por tanto, recuerda a la de un gato.

La mayoría de los afectados no sobreviven tras el nacimiento, siendo la tasa de supervivencia más elevada en aquellos que presentan la trisomía en mosaico. Generalmente presentan los siguientes síntomas y afecciones: retraso del crecimiento, desarrollo desequilibrado de ambas partes del cuerpo, abundancia de lunares y marcas de nacimiento, puente nasal ancho, ojos separados y afecciones cardiacas, entre otros.

Trisomía del cromosoma 9

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En esta trisomía, si se presenta un cromosoma 9 adicional en todas las células del individuo, suele acabar en aborto espontáneo entre los dos y cuatro meses de gestación. Sin embargo, si se da en mosaico la esperanza de vida es mucho mayor.

La herencia de este cromosoma extra suele ser debida a problemas en la disyunción de los cromosomas en la formación de los gametos de los progenitores, o su duplicación durante las  primeras etapas de división del cigoto. Ambos procesos ocurren de forma espontánea.

Las características de este síndrome son similares a las del síndrome de Edwards o trisomía del cromosoma 18, y al síndrome de Patau o trisomía del cromosoma 13. Entre algunas de estas características se incluyen: déficit intelectual importante, retraso del crecimiento, afecciones cardiacas, estrabismo, ojos anormalmente pequeños y separados, malformaciones de los riñones y genitales.

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En este post hemos comentado unas cuantas trisomías, concretamente, hemos abordado aquellas de las que se sabe que afectan al ser humano. Esto no quiere decir que no se den trisomías de otros cromosomas, sino que la gran mayoría de casos en los que ocurre alguna otra trisomía que no hemos comentado, la viabilidad del feto es tan baja que acaba en aborto espontáneo, muchas veces incluso antes de que la madre sea consciente de su estado de gestación. Es decir, la gran mayoría de las trisomías no son compatibles con la vida.

Por otro lado, hay un grupo de trisomías de las que no hemos hablado pero que lo haremos en otro post: las trisomías que afectan a los cromosomas sexuales. Este tipo de trisomías da lugar a un grupo de síndromes que se clasifican de forma diferente y además son de las más viables y compatibles con la vida que existen, tanto que en algunos casos la persona que lo padece no se percata de ello ni es diagnosticado hasta la vida adulta, pero esto lo explicamos mejor otro día.

Rosario García

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