La secuenciación de ADN se ha convertido en una herramienta indispensable para el diagnóstico de muchas enfermedades raras. Por ejemplo, secuenciar el exoma, o parte del genoma que codifica para proteínas, tiene una tasa de diagnóstico del 50%. Sin embargo, no es suficiente para diagnosticar a todos los pacientes, lo que hace necesario desarrollar otras aproximaciones con las que mejorar el diagnóstico de enfermedades en un contexto clínico.

Como molécula intermediaria entre el ADN y las proteínas, el ARN es un candidato muy prometedor para el diagnóstico.  El ARN no solo puede informar de alteraciones no detectables en la secuencia del ADN sino que al tratarse de una molécula dinámica ofrece otras ventajas  como reflejar el estado actual de un paciente a través de los cambios de expresión de sus genes. Además, puede mostrar la respuesta del organismo, la actividad génica, en respuesta a diferentes situaciones fisiológicas o exposición a factores ambientales.

La utilidad del ARN ha quedado demostrada en estudios en los que se ha analizado la expresión génica en diferentes tejidos. No obstante, hasta el momento no se había evaluado el potencial de su análisis a partir de sangre.  Esta posibilidad tendría un gran interés a nivel clínico, ya que evitaría tomar biopsias de tejidos, que cuando son de difícil acceso pueden ser invasivas.

Con el objetivo de determinar la utilidad clínica del análisis de ARN en sangre, un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford ha analizado los perfiles de expresión génica de 94 pacientes con enfermedades raras no diagnosticadas.  A través de la secuenciación del ARN, los investigadores han comparado la expresión en sangre de los pacientes con la de más de 1500 controles y 49 miembros de la familia. Las principales variables en las que se enfocaron los investigadores fueron los niveles de expresión génica en pacientes y controles sanos y el procesado del ARN tras ser transcrito a partir del ADN.

El objetivo del estudio era determinar la utilidad clínica del análisis de ARN en sangre con fines diagnósticos. Imagen: modificada de Pixabay.

El equipo ha estimado que la secuenciación del ARN tiene un rendimiento diagnóstico del 7.5% y que en otro 16.7% de los casos puede obtenerse información sobre los genes que pueden estar implicados en la enfermedad. Estos resultados demuestran la utilidad de secuenciar el ARN en aquellos casos en los que la secuenciación del ADN no revela la causa de una enfermedad rara.

“Creo que en el futuro, la gente secuenciará múltiples veces su transcriptoma a lo largo de la vida, al igual que quizás se evalúe el número de sus células de la sangre en una consulta clínica”, señala Stephen Montgomery, profesor de patología y genética en la Facultad de Medicina de Stanford y director del trabajo. “No creo que estemos muy lejos de imaginar que los doctores serán capaces de acceder a los perfiles transcriptómicos de sus pacientes de forma más rutinaria, para informar mejor sobre su cuidado”.

Amparo Tolosa, Genotipia

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