Con el paso de los tiempos, ciencias como la medicina se han ido desarrollando progresivamente, algo que ha permitido que la esperanza de vida, la calidad de esta y el bienestar hayan ido incrementándose en gran medida.

Gracias a ello muchas de las enfermedades que antaño eran mortales hoy en día pueden tratarse con éxito, y en algunos casos incluso se ha logrado erradicar la enfermedad en sí. Sin embargo, aún existen diferentes tipos de enfermedades que siguen suponiendo un gran desafío para la medicina, como el SIDA, el cáncer o la diabetes.

Además de estos, existe un gran grupo de enfermedades que tiene que ver con los genes transmitidos por nuestros antepasados y para los que en su mayoría no existe una cura (si bien en ocasiones sí pueden hallarse tratamientos para disminuir o enlentecer los síntomas, o bien corregir, reducir o eliminar la afectación que provocan en el sujeto y su vida diaria). Estamos hablando del conjunto de las enfermedades hereditarias, un concepto sobre el que vamos reflexionar a lo largo de este artículo.

Enfermedades hereditarias: ¿qué son?

Reciben el nombre de enfermedades hereditarias el conjunto de enfermedades y trastornos que presentan la particularidad de poder transmitirse a la descendencia, es decir de padres a hijos, a través de la transmisión de los genes que las provocan.

Así, se trata de enfermedades que surgen a nivel cromosómico, mitocondrial o mendeliano y que se deben a la existencia de mutaciones genéticas que proceden de nuestros antepasados. No siempre es necesario que uno de los padres manifieste el trastorno o enfermedad, dependiendo del tipo de herencia que se de: es posible que sea portador de un gen recesivo que en él o ella no desencadene la aparición de la enfermedad, pero esta puede llegar a desarrollarse en los descendientes.

Es importante tener en cuenta que enfermedades genéticas y enfermedades hereditarias no son necesariamente sinónimas. Y es que aunque toda enfermedad hereditaria es genética, lo cierto es que la relación inversa no siempre tiene porqué darse: existen enfermedades genéticas que surgen de mutaciones de novo, espontáneas, que aparecen sin que existan antecedentes familiares.

Para que una enfermedad sea heredable es necesario que los genes y mutaciones vinculadas a su aparición deben estar presentes en las células germinales, es decir los espermatozoides y/o óvulos que van a formar parte del nuevo ser. En otro caso estaríamos ante una enfermedad genética pero no hereditaria.

Tipos de transmisión de genes

Para poder hablar y conocer el de dónde surgen las enfermedades hereditarias es necesario tener en cuenta los múltiples métodos de transmisión genética a partir de las cuales un gen mutado puede llegar a transmitirse. En este sentido, algunos de los principales modos de transmisión genética son los que siguen.

1. Herencia autosómica dominante

Uno de los tipos de herencia principales y más conocidos es la herencia autosómica dominante, en la cual existe una mutación en uno de los cromosomas no sexuales o autosómicos. El gen dominante será aquel que se exprese siempre, con lo que en el caso de que exista una mutación en él vinculado a la aparición de una enfermedad esta va a expresarse y desarrollarse.

En este caso, existirá un 50% de posibilidades de que cada hijo que tenga la persona en cuestión manifiesta la enfermedad (dependiendo de quien herede el gen dominante). Puede tener penetrancia completa (un alelo domina sobre el otro) o incompleta (se heredan dos genes dominantes, siendo los rasgos heredados una mezcla de los que proceden de los padres).

2. Herencia autosómica recesiva

La herencia autosómica recesiva es aquella que se produce cuando existe una mutación o alteración en un gen recesivo y este es transmitido a la nueva generación. Ahora bien, el hecho de que la alteración se encuentre en un gen recesivo implica que la enfermedad no se desarrollará a menos que exista en más de un alelo de un cromosoma, de tal manera que poseer una copia de dicho gen no implica que tenga que aparecer el trastorno.

Para que este se dé será necesario que ambos alelos de un gen presenten la mutación, es decir, que tanto padre como madre deben transmitir al menor una copia alterada del gen para que se desarrolle la enfermedad.

3. Herencia vinculada al sexo

Si bien para transmitirse tienen que integrarse en las células sexuales, muchas de las enfermedades hereditarias son autosómicas, es decir que la alteración está presente en alguno de los cromosomas no sexuales que se van a transmitir. Sin embargo otros trastornos se transmiten a través de las copias de los cromosomas sexuales, X o Y. Dado que sólo los varones a nivel genético portan cromosomas Y, si existe una alteración en este cromosoma únicamente podría transmitirse de padres a hijos varones.

En el caso de que la alteración se de en el cromosoma X, pueden transmitirse desde ambos progenitores a los hijos independientemente de su sexo.

4. Herencia poligénica

Los dos anteriores tipos de herencia genética son monogénicos, es decir dependen de un único gen. Sin embargo, con frecuencia existen múltiples genes vinculados a la aparición de una enfermedad. En este caso estaremos hablando de una herencia poligénica.

5. Herencia mitocondrial

Aunque no resultan tan conocidas ni habituales como las anteriores, existen diversas enfermedades y trastornos hereditarios que no proceden del ADN presente en los cromosomas, sino que su origen se encuentra en los orgánulos conocidos como mitocondrias. En estas estructuras podemos encontrar también ADN, si bien en este caso procede exclusivamente de la madre.

Ejemplos de enfermedades hereditarias

Son muchas las enfermedades hereditarias que existen, siendo posible encontrar miles de ellas. Sin embargo, de cara a poner cara y nombre a algunas enfermedades hereditarias, a continuación os dejamos con un total de una docena de ejemplos (algunas de ellas muy conocidas).

1. Enfermedad de Huntington

La enfermedad de Huntington, anteriormente conocida como Corea de Huntington, es una enfermedad hereditaria con transmisión autosómica dominante de penetrancia completa.

Esta enfermedad se caracteriza por una neurodegeneración progresiva que provoca entre otros síntomas alteraciones del movimiento (destacando el movimiento coreico que realizan debido a la contracción involuntaria de los músculos al moverse), así como una profunda alteración de las funciones cognitivas y muy especialmente de las funciones ejecutivas, las cuales van empeorando con el paso del tiempo.

2. Hemofilia

Esta peligrosa enfermedad, que se caracteriza por la dificultad en la coagulación de la sangre y que provoca sangrados profusos e ininterrumpidos que pueden poner en peligro la vida si no se frenan, también es una enfermedad hereditaria. Concretamente su forma más habitual, la hemofilia tipo A, es una enfermedad ligada a los cromosomas sexuales (concretamente ligada al cromosoma X) y se transmite de forma recesiva. Es por ello que la hemofilia es una enfermedad que es sufrida casi exclusivamente por varones, ya que las mujeres poseen dos copias del cromosoma X de tal manera que se dificulta su aparición.

3. Acondroplasia

La acondroplasia es un trastorno de origen genético que se caracteriza por causar alteraciones en la formación de cartílago y del hueso, siendo la principal causa de enanismo.

Aunque en la mayoría de los casos (alrededor del 80%) estamos ante mutaciones espontáneas, en un 20% de ellos se observa la presencia de antecedentes familiares de los cuales se ha heredado la mutación. En estos casos se observa un patrón autosómico dominante, en la que una sola copa del gen mutado puede llevar a provocar la enfermedad (si uno de los padres lo padece, sus hijos tienen un 50% de probabilidades de manifestar acondroplasia). Los principales genes asociados son G1138A y G1138C.

4. Enfermedad de Marfan

Una enfermedad de origen genético que se caracteriza por afectar al tejido conectivo. Se trata de una enfermedad autosómica dominante en la que los huesos crecen de manera descontrolada, además de por otros posibles síntomas como por ejemplo a nivel cardiovascular (destacando soplos y afectaciones en la aorta que pueden llegar a ser peligrosas para la vida) o a nivel ocular (pudiendo haber desprendimientos de retina, miopía y cataratas).

5. Fibrosis quística

La fibrosis quística es una de las enfermedades hereditarias que se producen por una herencia autosómica recesiva, y se caracteriza por la acumulación de mucosidad en los pulmones de tal manera que dificulta la respiración. La mucosidad puede aparecer también en órganos como el páncreas, en el cual también pueden aparecer quistes. Se trata de una enfermedad que podría llegar a ser mortal, por lo general debido a infecciones severas, que es más frecuente en niños y jóvenes.

6. Síndrome de Leigh

En este caso estamos ante una enfermedad hereditaria de tipo mitocondrial (si bien también puede ser provocado por transmisión genética autosómica recesiva), la cual se caracteriza por una rápida neurodegeneración que se produce de manera temprana (por lo general antes del primer año de vida) y en que destaca la presencia de daños en el tronco encefálico y los ganglios basales.

Problemas como hipotonía, problemas de movimiento y de la marcha, problemas respiratorios, neuropatía y deterioro del funcionamiento cardíaco, renal y pulmonar son algunos de los síntomas habituales.

7. Anemia falciforme

Este trastorno se caracteriza por la presencia de alteraciones en la forma de los glóbulos rojos (en vez de redondos adquieren forma irregular y se tornan rígidos) de tal manera que hacen posible el bloqueo del flujo sanguíneo, además de por una reducción de la vida de dichos glóbulos (algo que puede suponer una reducción de los niveles de este componente tan esencial de la sangre). Se trata de otra enfermedad hereditaria, a través de herencia autosómica recesiva.

8. Talasemia

Otro trastorno vinculado con la sangre y que es hereditario a través de herencia auosómica recesiva es la talasemia. Esta enfermedad provoca la dificultad a la hora de sintetizar partes concretas de la hemoglobina (especialmente la globina alfa), algo que puede provocar que se generen un menor número de glóbulos rojos e incluso generar anemias de diferente consideración y gravedad (si bien con tratamiento pueden llevar una vida normal).

9. Distrofia muscular de Duchenne

Caracterizada por una debilidad muscular progresiva (tanto a nivel de musculatura voluntaria como involuntaria), las presencia de caídas frecuentes, fatiga constante y en ocasiones discapacidad intelectual, esta grave enfermedad degenerativa es fundamentalmente hereditaria, con un patrón de herencia recesiva ligada al cromosoma X.

10. Fenilcetonuria

La fenilcetonuria es una enfermedad hereditaria que se adquiere a través de herencia autosómica recesiva, y se caracteriza por la ausencia o déficit de fenilalanina hidroxilasa, algo que provoca la incapacidad para descomponer la fenilalanina de tal modo que esta se acumula en el organismo. Puede llegar a generar daños cerebrales, y suele cursar con retraso madurativo, discapacidad intelectual, movimientos incontrolados e incluso convulsiones, así como olor peculiar de orina y sudor.

11. Amaurosis Congénita de Leber

Una poco habitual enfermedad que se caracteriza por anomalías o la degeneración progresiva de los fotorreceptores de la retina. Puede generar una gran afectación a nivel visual, deteriorando el sentido de la vista y siendo usual que quien la padece tenga una capacidad de visión muy limitada. Se trata de un trastorno que se hereda de forma autosómica recesiva.

12. Poliquistosis renal autosómica dominante

Una de las enfermedades renales hereditarias más frecuentes, la poliquistosis renal autosómica dominante se caracteriza por la presencia de quistes en ambos riñones así como de forma secundaría en otros órganos como el hígado. También son frecuentes la presencia de cálculos renales, dolor, hipertensión arterial, derrames o problemas cardiovasculares (incluyendo el prolapso de la válvula mitral como una de las más frecuentes). Incluso puede llevar a la insuficiencia renal terminal. Se trata de una enfermedad autosómica dominante de penetrancia completa, con mutaciones en los genes PKD1 y PKD2.


Oscar Castillero Mimenza

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Fuente: http://bit.ly/2OTzY2G