La vocación docente y sanitaria de Rosario Cáceres (Sevilla, 1979) viene de familia. «Mis abuelos y tíos son profesores de la Facultad de Química, mi madre era farmacéutica y bióloga y mi tía misionera y profesora matemática en un colegio de la Doctrina Cristiana. Todos unos apasionados de la enseñanza», comenta.

La farmacéutica sevillana recuerda su infancia en casa de su abuela «enseñándonos química a mi hermano y a mí escribiendo siempre las reacciones en los márgenes del ABC. Ahora comentamos de broma que hemos terminado la carrera gracias al periódico, que llegaba puntualmente a casa cada día. Al anochecer estaba siempre pintarrajeado con reacciones ácido base, fórmulas y elementos de la tabla periódica», dice.

Fue usted promotora de Termofarma.

Es una aplicación que te indica lo que hacer con una vacuna si se ha perdido en algún momento la cadena de frío. Las vacunas de virus vivos son especialmente termosensibles.

¿Pueden algunos medicamentos plantear más problemas que soluciones?

Cuando un medicamento tiene más riesgos que beneficios, se restringe su uso.

Hay medicamentos que tienen unos precios abusivos.

El precio del medicamento va en general en función de su coste y de la investigación que ha necesitado. Pero yo creo que las autoridades sanitarias deben controlar todo esto y tenemos una gran sanidad en España con profesionales muy buenos.

¿No hay cierta avaricia en algunos laboratorios?

Es posible y veo otro problema: los llamados medicamentos huérfanos de enfermedades raras porque a los laboratorios no les interesa económicamente invertir en ellos porque son pocas las personas que consumirían esos medicamentos.

 

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Fuente: https://goo.gl/N7hTS9