Esta es la historia de Bella, Enric y Loewie, tres niños de Namibia, España y Bélgica, cuyo destino ha quedado unido para siempre por una nueva y extraña enfermedad que acaba de identificar el grupo de Carlos López-Otín de la Universidad de Oviedo, en colaboración con otros centros de investigación. Como Benjamin Button, el protagonista del relato de Scott Fitzgerald, estos niños nacieron ya ancianos, con el sello de la vejez en sus diminutos cuerpos. Sin apenas pelo, con ojos prominentes y una piel casi transparente que dejaba casi al descubierto sus pequeñas venas. Y, al mismo tiempo, con arterias ocluidas, graves problemas respiratorios y articulaciones dañadas. Eran bebés con horas de vida y una edad biológica de 90 años.

Pero, a diferencia de Benjamin Button, el paso del tiempo no ha jugado a su favor. Sus organismos han continuado un envejecimiento irreversible que parece imposible de detener. Loewie murió con 20 meses de edad de un paro cardiaco, a los dos años Bella quedó en coma tras sufrir un infarto cerebral masivo y solo Enric, el único paciente español, sigue a sus dos años resistiéndose al tic-tac de su reloj biológico.

Hasta ahora, los médicos conocían siete formas diferentes de progeria, un síndrome hereditario que acelera el envejecimiento en plena infancia y sitúa la esperanza media de vida en 13 años. Los casos de Bella, Enric y Loewie recordaban esta patología, pero no se ajustaban del todo a su descripción. Además de tener algún síntoma diferente, los niños con progeria siempre nacían sanos y lozanos. Era después, al cumplir el año de vida, cuando empezaban a dar la cara los signos externos e internos de envejecimiento. En el misterioso caso de estos tres bebés el envejecimiento era visible desde el primer día de vida. Nunca antes se había descrito una progeria similar.

 

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Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-investigacion-curioso-caso-bella-enric-y-loewie-201607032056_noticia.html