La inmunoterapia ha vuelto a dar un golpe en la mesa en la lucha contra el cáncer para reivindicarse como una alternativa terapéutica cuando la quimioterapia no responde. Como ya sucedió anteriormente en melanoma o en cáncer de pulmón, un fármaco inmunoterápico ha mejorado la supervivencia y la calidad de vida, esta vez, en pacientes con tumores de vejiga avanzados en los que la primera línea de tratamiento —con quimioterapia— no funcionaba. Un estudio internacional publicado en la revista científica New England Journal of Medicine prueba que la administración de un medicamento inmunoterápico (el Pembrolizumab) a pacientes con cáncer de vejiga metastásico eleva la supervivencia global a 10,3 meses, mientras que con el tratamiento quimioterápico la expectativa es de 7,3 meses. Es la primera vez que se demuestra más eficacia de la inmunoterapia que de la quimio en este tipo de tumores.

El estudio, dirigido desde el Instituto de Cáncer Dana Farber de Boston, ha incluido a 542 pacientes procedentes de 29 países. Los investigadores dividieron a los voluntarios en dos grupos: a uno de ellos se le administró el Pembrolizumab y el otro grupo se trató con uno de los tres fármacos quimioterápicos que se suelen dar a los pacientes con tumores metastásicos de vejiga. «La quimio mata de forma indiscriminada células que crecen rápido mientras que con la inmunoterapia aprovechamos las defensas del propio individuo y desactivamos los mecanismos que crea el tumor para frenar las células inmunes, las que tendrían que combatir a esas células tumorales», explica el doctor Joaquim Bellmunt, director del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y responsable de la investigación. El cáncer de vejiga es el quinto más común en España. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2015 se registraron 21.000 casos.

Los resultados del estudio revelaron que, con la administración de la inmunoterapia, mejora la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes y, además, se reducen los efectos secundarios. «Las respuestas que se ven en algunos pacientes son duraderas. Es una mejora sustancial. Con quimioterapia, la media de expectativa de vida es de 7,3 meses, y con la inmunoterapia sube a 10,3 meses. Pero lo fundamental es que se reduce el riesgo de muerte un 27%», señala Bellmunt.

Según los investigadores, este hallazgo posiblemente sea el avance más significativo en los últimos 20 años en cáncer de vejiga. Hasta la fecha, el tratamiento estándar para este colectivo de pacientes con tumores metastásicos era la quimioterapia con diferentes combinaciones basadas en el cisplatino, un fármaco descubierto en los años 80. Sin embargo, cuando esta primera linea de tratamiento fallaba y el cáncer avanzaba, las opciones terapéuticas eran escasas y con una mejora de la supervivencia poco importante. «El paradigma del tumor potencial que respondía a la inmunoterapia fue el melanoma, que se vio que era sensible a ella. Al principio no pensábamos que riñón o pulmón, por ejemplo, también podrían ser sensibles pero descubrimos que cuantas más mutaciones tenga el tumor, más inmunosensible es. Y resulta que los tumores con más mutaciones son el melanoma, el de pulmón, el de riñón y el de vejiga», explica el oncólogo.

Bellmunt matiza que «no se puede hablar de curación», pero sí de una «mejora brutal» de la calidad de vida y la supervivencia. «“El porcentaje de pacientes en los que el tumor muestra una reducción del tamaño o desaparece fue casi dos veces mayor entre los tratados con inmunoterapia: el 21%, frente al 11% de los pacientes tratados con quimioterapia. Tengo una paciente que hace un año y medio terminó el tratamiento y la respuesta ha sido extraordinaria. El beneficio del tratamiento sobre el sistema inmunitario persiste cuando termina, tiene memoria”, apunta Bellmunt. Los resultados del estudio fueron tan eficaces que un comité independiente que evaluó los resultados intermedios de la investigación recomendó finalizarla anticipadamente porque la eficacia estaba probada y era preciso trasladar los hallazgos al tratamiento clínico lo antes posible.

Con todo, Bellmunt advierte de que el camino por recorrer todavía es largo. Para empezar, porque el tratamiento está dirigido a un colectivo menor dentro de los tumores de vejiga. Alrededor del 35% de los casos son metastásicos y de ellos, solo en el 20% se muestra «un beneficio claro», apunta el oncólogo. «Hay estudios que ya están probando la inmunoterapia como primera linea de tratamiento y se están estudiando también estos fármacos en tumores precoces», sostiene.

El médico puntualiza también que este hallazgo no significa, ni mucho menos, que la quimioterapia tenga los días contados. «La quimio se tendrá que reubicar dentro de los tratamientos, pero no está muerta. El futuro pasa por combinar y secuenciar las terapias, personalizar más los tratamientos a través de biopsias y el estudio genético de los tumores», concluye.

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Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/02/21/ciencia/1487708609_145484.html?id_externo_rsoc=FB_CM