En el marco del IV Simposio Internacional de Neurología y Cuidados Neurocríticos, Edgar Correa Díaz, especialista del servicio de Neurología del Hospital Carlos Andrade Marín, ha señalado que la agresividad de la esclerosis múltiple (EM) en pacientes ecuatorianos es más baja en comparación con la de afectados en Europa y Norteamérica.

Según los estudios de prevalencia, se estima que hay de 3 a 5 casos por cada cien mil habitantes. “Somos un país de baja prevalencia si la comparamos con Canadá o Estados Unidos donde hay 150 o hasta 200 casos por cada 100 mil habitantes”, ha señalado Correa.

No obstante, a pesar de ser una enfermedad infrecuente en el Ecuador, se tiene el registro de 250 casos, pero el diagnóstico de la enfermedad “es complicado en el país porque lo debe hacer un neurólogo especializado en esclerosis múltiple. Ésta tiene síntomas de otras enfermedades y existen muy pocos especialistas. Estimamos que está subdiagnosticada”, ha añadido

El estudio

Según una investigación de Correa en la que comparó la corte de pacientes ecuatorianos con los de Norteamérica y Europa, “las características demográficas, el promedio de edad de inicio de síntomas y el sexo que afecta más, la EM es muy similar entre el grupo latino y el europeo”.

Sin embargo, al observar la agresividad de la enfermedad o qué tan discapacitante ha sido entre los dos grupos de pacientes, Correa ha encontrado contrastes.

Según el neurólogo, “el 15 por ciento de nuestros pacientes tienen un tipo de esclerosis benigna, es decir tiene la enfermedad, pero están bien por de 10 años”.

“También he encontrado un grupo pequeño 4,8 por ciento de nuestra corte que tienen esclerosis múltiple agresiva, es decir que genera discapacidad desde el inicio. Pero esto es tres veces más bajo si lo comparamos con cortes europeas o norteamericanas donde la EM agresiva alcanza hasta un 15 por ciento”, ha detallado el investigador.

De los estudios hechos en el país, la enfermedad está presente en la población blanca y mestiza, principalmente en Quito y Cuenca y se ha observado que en la comunidad indígena no existe esta enfermedad.

“Parece que el tener genes más europeos predispone el desarrollo de la EM, mientras que tener genes amerindios o indígenas es un factor de protección”, ha añadido Correa.

La rehabilitación

A decir de Correa, los pacientes con esta enfermedad catastrófica requieren rehabilitación neuropsicológica y física, pero en el sector público no es posible acceder a una cita oportuna por la gran demanda de pacientes con otras patologías.

El tratamiento farmacológico que reciben los pacientes debe aplicarse de por vida y en el grupo ecuatoriano “podemos decir que el 80 u 85 por ciento de casos está detenida la enfermedad”, ha concluido.

 

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Fuente: https://goo.gl/6SLdvt