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La investigación, publicada hoy en la revista Science Translational Medicine, se ha llevado a cabo en el laboratorio de Estabilidad de Proteínas y Enfermedades Congénitas del CIC bioGUNE, donde el equipo del investigador Óscar Millet lleva más de una década estudiando los mecanismos moleculares de algunas enfermedades raras como la porfiria eritropoyética congénita.

Esta patología, que afecta a menos de una persona por millón de habitantes y que cuenta con una veintena de pacientes en España, causa una reducción de la vida útil de los glóbulos rojos (anemia), fotosensibilidad extrema, formación de ampollas y aumento de las infecciones bacterianas en la piel.

Los síntomas pueden aparecer durante la infancia o, en los casos menos graves, en la edad adulta pero los tratamientos existentes solo alivian la sintomatología sin que exista ningún tipo de terapia curativa efectiva.

Esta enfermedad tiene su origen en el ciclo de vida de las proteínas, “que nacen, tienen una vida útil y se degradan, lo que permite a una misma molécula estar activa durante un tiempo determinado en una célula”, explica Millet en declaraciones a Efe.

Pero los enfermos de porfiria “heredan una mutación que hace que el tiempo de vida efectiva de la molécula en la célula sea muy pequeño, es decir, la proteína se degrada muy rápidamente”.

Como consecuencia de esto, “la cantidad de proteínas siempre es insuficiente, lo que obliga al organismo a generar constantemente nuevas proteínas, lo que, a su vez, acelera el metabolismo celular y provoca la degradación de los tejidos”, detalla el científico.

Una chaperona farmacológica

El grupo de investigación de Millet ha diseñado una terapia basada en una ‘chaperona farmacológica’, es decir, en una molécula que se une específicamente a la proteína y alarga su vida.

“Con ello, la proteína dispone de más tiempo para ejecutar su función” y la célula ya no tiene que esforzarse por generar más proteínas, lo que corrige el problema de estabilidad y revierte sus efectos patogénicos, detalla Millet.

El fármaco desarrollado, el ciclopirox, está reconocido tanto por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como por la estadounidense (FDA), como medicamento huérfano para esta enfermedad y como antimicótico, para evitar la aparición de hongos.

Imagen de los investigadores del CIC bioGUNE y de Atlas Molecular Pharma.

La empresa que ha licenciado el producto, Atlas Molecular Pharma, es una spinn-off del CIC bioGUNE, dedicada al desarrollo de terapias para el tratamiento de enfermedades raras como la porfiria, las enfermedades priónicas y la tirosinemia de tipo I.

A partir de ahora, una vez finalizada la fase preclínica de la investigación, la empresa biotecnológica será la encargada de llevar a cabo los ensayos clínicos necesarios para validar el fármaco cuanto antes y conseguir el reconocimiento legal de la FDA para fabricarlo y comercializarlo.

Al ser una enfermedad rara, las fases I y II del ensayo clínico, las que determinan la toxicidad del producto en adultos sanos (I) primero y la eficacia con pacientes (II), se intentarán realizar conjuntamente en una cohorte de entre cuatro y seis pacientes, si la FDA lo permite. EFE

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Fuente: https://goo.gl/RK9ASt