Cuando la ausencia es real y hay, entonces, un momento de duelo, es muy difícil expresar los sentimientos. Lidiar con el vacío de la pérdida y encontrar las palabras adecuadas, siempre es muy complicado.

Ahora mismo empezamos a comprender el tamaño del esfuerzo y la dedicación de Maryze Schoneveld. Su legado es enorme; su historia, su dedicación y sus esfuerzos estarán siempre en la memoria de tantos a quienes ayudó. La recordaremos por siempre y nunca alcanzará el tiempo para agradecer todo lo que hizo.

Ella ya cumplió su misión en la Tierra. Es hora de volver con el Absoluto.

¡Hasta siempre, Maryze!