Los investigadores hablan de `nanorrevolución´ por las infinitas posibilidades que ofrece esta joven disciplina en biomedicina, en la que se lleva trabajando con el rigor científico actual desde hace apenas 20 años. No obstante, son unas cuantas décadas más durante las que la nanotecnología se ha ido desarrollando mediante la creación, síntesis, diseño, estudio, aplicación y manipulación de materiales, aparatos y sistemas funcionales mediante el control de la materia a nanoescala,

Por tanto, la carrera en biomedicina acaba de empezar y los resultados se verán pronto, ya que este tipo de investigación se considera traslacional, es decir, la intermedia entre la básica y la clínica, y responsable de hacer llegar sus resultados lo más rápido posible a la clínica para su aplicación al ser humano.

Este ámbito de la investigación científica no solo es aplicable al campo de la medicina, sino también en otros tan diversos como el medio ambiente, la agricultura, el arte… Trata de aportar las soluciones más vanguardistas a los problemas con los que actualmente se enfrenta la humanidad. Teóricamente, con la nanotecnología podría construirse una especie de nanorrobots de reparación que viajarían a través del torrente sanguíneo, incluso con la capacidad de actuar sobre el ADN, es decir, sobre enfermedades genéticas, y con el fin de destruir tumores. En definitiva, a modo de un ejército nanométrico en el organismo, obedecerían las órdenes que se les diese.

Sin embargo, hay que dejar claro que el gran potencial de la nanomedicina de momento solo se queda en eso: en potencial. El traslado de esta disciplina a la práctica clínica es todavía una ilusión. Bien es cierto que los resultados tan prometedores que se están obteniendo hasta ahora, el esfuerzo de los científicos y los recursos destinados pueden hacer concebir que en un futuro no lejano empiecen a verse los resultados más espectaculares de la nanorrevolución. Y este campo de la ciencia biomédica sea un brazo más imprescindible de la investigación en la lucha contra la enfermedad.

Investigación en España

Como aclara el doctor Juan Antonio Marchal, catedrático de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, que lleva trabajando siete años en el departamento de física aplicada con nanopartículas, el estudio de la nanobiomedicina se está aplicando, entre otros, en oncología, patología cardiovascular, procesos neurodegenerativos, infecciones, diabetes y enfermedades raras.

“Nuestro grupo -dice- está trabajando en cáncer y donde se obtienen mejores resultados es en diagnóstico. También en tratamiento, pero aquí el problema radica en que la mayoría de las investigaciones se hacen en el laboratorio en modelos animales y solo en muy pocos casos se puede pasar al humano, por lo que los resultados van muy lentos, ya que hay que ser muy ético y riguroso, como exige la legislación y la situación en sí misma”.

El equipo del profesor Marchal está investigando con nanopartículas antitumorales en ratones, a los que previamente se les ha inducido un tumor. Después se les administra mediante las nanopartículas poliestiereno, con selectividad sobre las células malignas y respetando las sanas, y se consiguen hasta ahora unas tasas de curación del 80%. Asimismo trabajan en tratamiento, no solo para conseguir mejorar el curso de la enfermedad, sino además como predictivo para valorar la respuesta a la terapia. Tienen un importante proyecto en melanoma y se emplean muestras de sangre de pacientes afectos. “Como nos encontramos en el Parque Tecnológico de la Salud, donde hay un gran tejido de investigación, nos relacionamos estrechamente con otras entidades que también están ubicadas aquí, como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), colaboramos con el sector privado, como los laboratorios Bayer y MSD, y también con el llamado tercer sector, como la Fundación Medina, con gran actividad”, agrega este experto.

En la misma línea se pronuncia el doctor Jesús Martínez de la Fuente, químico, profesor  de la Universidad de Zaragoza y responsable del Grupo de Nanotecnología y Apoptosis del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón, al aludir que es fundamental trabajar en red con otros grupos: “Si la apoptosis es la muerte celular programada, que es el hecho natural de la célula, cuando este fenómeno no se produce, aparece la replicación o multiplicación, lo que es lo mismo, el tumor maligno. No conocemos por qué sucede esto. Nuestro planteamiento es emplear biosensores con nanopartículas de oro, que se calientan y si las aplicamos sirven para la detección de marcadores tumorales.

El experto admite que es más vasto el campo de investigación del diagnóstico que el del tratamiento. Aquí trabajan con modelos animales en cánceres gastrointestinales. “Igualmente creamos campos magnéticos para conocer rutas e inducir apoptosis. Huelga decir que estamos dando los primeros pasos y nos queda mucho camino por recorrer, pero es una línea muy interesante”, matiza el profesor de la Universidad de Zaragoza.

En 2005 Tres Cantos acogió el Instituto de Microelectrónica de Madrid, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y del que forma parte el grupo de bionanomecámica, cuyo primer responsable es el doctor Javier Tamayo. Este físico, apasionado desde siempre por la biomedicina y, más en concreto, la oncología, afirma que están estudiando tres frentes. “Basándonos en conceptos mecánicos, utilizamos biomarcadores en sangre para detectar el cáncer. Otro campo es el empleo de espectrómetros de masas por medios mecánicos para detectar virus y hacerles frente. Y otra línea, más en debate, es que parece que las células tumorales son más blandas y con más habilidad para invadir otros tejidos. Ponemos la sangre con esas células blandas de los pacientes en cultivo celular mediante conceptos mecánicos y estudiamos qué ocurre. No obstante, no está muy claro si las células tumorales son más blandas”, explica el doctor Tamayo.

Alianza para la nanotecnología en el cáncer

M.S Combatir el cáncer desde una escala molecular permitirá detectar precozmente la enfermedad, identificar las células cancerosas y atacarlas selectivamente. Y de un modo mucho mejor tolerado que con la quimioterapia. Gracias a estas investigaciones el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos ha promovido la creación de la Alianza para la Nanotecnología en el Cáncer, una ambiciosa iniciativa que potencia el desarrollo de la nanomedicina en esta enfermedad. Los nanosistemas de liberación de fármacos actúan como transportadores de fármacos a través del organismo humano y les aportan una mayor estabilidad y, al ser selectivos y no dañar la célula sana, no presentan efectos adversos.

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Fuente:  http://www.bez.es/650789223/nanoparticulas-para-diagnosticar-tratar-enfermedades.html