‘Handia’ fue sin discusión la gran triunfadora de la última gala de los Goya. La cinta dirigida por Jon Garaño y Aitor Arregi logró llevarse a casa 10 estatuillas, convirtiéndose en la tercera película más premiada de la historia, pero además creó una ventana por la que muchísimos cientos de espectadores se asomaron por primera vez a la acromegalia, que es como se llama la patología hormonal que transformó a Miguel Joaquín Eléicegui en el gigante de Altzo.

La acromegalia, asociada como el gigantismo a un exceso de secreción de la hormona del crecimiento, es una enfermedad rara que hoy afecta a unas 40 personas de cada millón. No todas crecen, como Eléicegui, hasta los 2,30 metros. Algunas ni siquiera sobrepasan el 1,70.

«El gigantismo aparece normalmente en la adolescencia, y como no tienes los huesos soldados porque estás en crecimiento, sigues creciendo a lo alto que es lo que le pasó al chico de la película», explica a Teknautas Yésika Medina, afectada por esta patología endocrina. «La acromegalia se manifiesta cuando ya tenemos esos huesos soldados, entonces no crecemos a lo alto aunque muchos ya somos altos: yo mido 1,75 pero no tiene nada que ver, hay mujeres acromegálicas de 1,65«.

Lo que empieza a crecerles son partes como la mandíbula, manos o pies. Y también los órganos internos como el corazón, el páncreas o el hígado. Ahí radica realmente la peligrosidad de la acromegalia indetectada, una situación en la que tener un corazón que no te cabe en el pecho no es ninguna metáfora. Por ello, Medina y otros pacientes de la asociación de afectados por la acromegalia iniciaron hace unos meses una campaña llamada ‘Mira tus fotos’, para sacar de las sombras a los muchos acromegálicos españoles que aún ni siquiera sospechan que lo son.

 

Para saber más vea: https://goo.gl/L9SjN9


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