Un reciente estudio ha evaluado la efectividad de la toxina botulínica en el tratamiento de la espasticidad de los miembros superiores e inferiores en pacientes pediátricos en un entorno clínico real.

Los investigadores realizaron un estudio retrospectivo basado en el historial clínico de 79 pacientes pediátricos con espasticidad en diferentes formas clínicas y grados de afectación tratados con toxina botulínica tipo A. La mejoría de la rigidez y movilidad fue estimada por el médico tratante mediante exploración física, evaluando la marcha, la calificación en la escala de Ashworth y la medición de los ángulos de movilidad articular mediante un goniómetro. Se registró el número de inyecciones, el intervalo entre ellas, el sitio de aplicación y la dosis, y se consideró una respuesta positiva al tratamiento la disminución del al menos un punto en la escala de Ashworth o un incremento en los grados de movilidad articular.

Los pacientes recibieron inyecciones en 10 ± 7 músculos diferentes en intervalos de 4 a 50 semanas (media: 13 ± 9 semanas). Un 90% de los pacientes recibió rehabilitación. Las articulaciones de la rodilla, el tobillo y la muñeca presentaron un mayor porcentaje de mejoría. En el 24% de los pacientes se encontró mejoría en los grados de movimiento articular.

El estudio concluye que la aplicación de toxina botulínica tipo A fue efectiva para el tratamiento de la espasticidad en la población pediátrica, aunque en un contexto clínico se observó la existencia de limitaciones, como la falta de disponibilidad de la toxina botulínica, problemas para el seguimiento de los pacientes o la carencia de un sistema o protocolo para la aplicación y evaluación a largo plazo.


Redacción

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