Historia de The Rheumatologist, un método de tratamiento común para la espondilitis anquilosante, una forma de artritis rara que afecta las articulaciones sacroilíacas y la columna vertebral, es una clase de medicamentos llamados inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF). Si bien estos tratamientos pueden ofrecer beneficios significativos para los pacientes, también pueden ser costosos y también existe la posibilidad de efectos secundarios nocivos a largo plazo. Con estas consideraciones en mente, ¿es necesario que los pacientes que están en remisión continúen su uso?


Acerca de la espondilitis anquilosante (AS)

La espondilitis anquilosante es una forma rara de artritis que se caracteriza por la inflamación a largo plazo de las articulaciones espinales. Otras articulaciones también pueden verse afectadas. No se ha identificado la causa precisa de la espondilitis anquilosante. Una serie de factores ambientales y genéticos pueden desempeñar un papel; Por ejemplo, un estudio encontró que la mayoría de los pacientes en el Reino Unido presentaban el antígeno HLA-B27. La aparición de los síntomas de espondilitis anquilosante a menudo comienza a principios de la edad adulta. Estos síntomas pueden incluir dolor de espalda recurrente / remitente, rigidez articular progresiva, fatiga, fiebre y pérdida de peso. La inflamación puede extenderse a otras partes del cuerpo, como los ojos, el sistema cardiovascular y los pulmones. No existe cura para la enfermedad, por lo que el tratamiento se enfoca en el manejo del dolor y la desaceleración de la progresión de la enfermedad. El tratamiento puede incluir AINE, opioides, inhibidores de TNF, fisioterapia, cirugía y algunos otros. Desafortunadamente, la mayoría de las terapias pueden causar efectos secundarios graves con el uso a largo plazo.


Inhibidores del TNF: reducción de la dosis frente a la interrupción del tratamiento

La mayoría de las investigaciones parecen indicar que es seguro para los pacientes reducir su dosis si han logrado una remisión a largo plazo; sin embargo, no se recomienda la interrupción completa del tratamiento. Sin embargo, no hay necesariamente ningún estándar sobre cuánto tiempo un paciente debe estar en remisión o en qué medida se debe reducir la dosis. Un estudio español de principios de este año indicó que una dosis menor no era menos efectiva que el estándar para pacientes que estaban en remisión. Estos pacientes también tenían un riesgo reducido de eventos adversos, pero no estaba claro por qué algunos pacientes parecían beneficiarse mientras que otros no.

Si bien la reducción de la dosis puede ser útil para los pacientes en remisión, los hallazgos del estudio sugieren que suspender el tratamiento es una decisión mucho más riesgosa; muchos pacientes experimentarán una recaída eventualmente e incluso cuando se reinicie el tratamiento, no siempre tienen una buena respuesta.


JAMES MOORE

Fuente: http://bit.ly/36hGIxt