Entre 2015 y 2016, Brasil sufrió un brote epidémico del virus Zika, cuyas infecciones ocurrieron en todo el país. A pesar de la concentración de casos en otras regiones del país, fue el noreste, con un clima semiárido, el que registró la mayor incidencia de microcefalia asociada con el virus Zika. Ello llamó la atención de los científicos, quienes plantearon la hipótesis de que este agravamiento podría resultar de la asociación entre la epidemia y algunos factores ambientales.


Debido a la falta de distribución de agua potable, la población de esa región a menudo recurre al consumo de agua con un tratamiento inadecuado. Los datos mostraron que, entre 2014 y 2018, aproximadamente un tercio del agua consumida en la región tenía más de 20.000 cianobacterias por mililitro. Luego, los investigadores revelaron que la mitad de los depósitos de agua en el noreste tenían una alta incidencia de saxitoxina, una sustancia producida por las cianobacterias y potencialmente dañina para el sistema nervioso humano y animal.


Considerando esta información, los científicos probaron los efectos de la saxitoxina cuando se combinaron con el virus Zika. Los experimentos se llevaron a cabo en ratones y en organoides del cerebro humano. En ambos casos se observó que la combinación de la toxina y el virus empeoraba la neurotoxicidad del Zika, triplicando la mortalidad celular en los organoides cerebrales y causando malformaciones similares a la microcefalia en los ratones jóvenes, cuyas madres se infectaron durante el embarazo mientras consumían agua con saxitoxina.


Según los autores, este hecho podría ayudar a explicar la mayor incidencia de malformaciones cerebrales en el noreste, incluso cuando se compara con datos de regiones con mayor incidencia de infecciones, pero notablemente menos registros de microcefalia.


Redacción / NCYT

Fuente: https://www.neurologia.com/noticia/7663/el-consumo-de-agua-contaminada-aumentaria-los-casos-de-microcefalia-asociados-con-el-virus-zika