El ejercicio físico y otros estímulos cognitivos, sensoriales y sociales permitieron reducir el daño de la corteza cerebral, atenuar la inflamación, mejorar la memoria a corto plazo y aliviar la ansiedad y la depresión en un modelo animal de esclerosis múltiple. Los resultados abren la puerta a la aplicación de estrategias de tratamiento no farmacológicas en pacientes con esta enfermedad.


Los investigadores utilizaron un modelo de ratón de las formas progresivas de la esclerosis múltiple para analizar si los signos o síntomas podían mejorar o revertirse al exponer a los animales a un ambiente enriquecido: grandes espacios con juguetes y túneles para interactuar y ruedas para hacer ejercicio. Colocaron a un grupo de roedores en un ambiente enriquecido y a otro en uno estándar desprovisto de estímulos durante 28 días. Finalizado ese período, los animales expuestos a estímulos de diferente orden presentaban en la corteza menor falta de mielina, menor neuroinflamación al reducir la expresión de citocinas proinflamatorias y menor pérdida neuronal. También se desempeñaron mejor en pruebas de memoria, ansiedad y depresión.


Según los autores, en el futuro, sería interesante elaborar ensayos clínicos que evaluaran el efecto de combinar el ejercicio físico con la estimulación cognitiva y social, es decir, un abordaje multidisciplinario.


Redacción / NCYT

Fuente: http://bit.ly/3bNCGzE