“Mis primeras fracturas fueron en las clavículas. Tenía apenas 40 días de nacido y me estaban envolviendo en cobijas como suelen hacer con los bebés y empecé a llorar. Me había fracturado”, cuenta Mejía en una entrevista con Efe.

El joven repite casi mecánicamente la historia que le ha contado su madre, quien tuvo que llevar al entonces pequeño a infinidad de doctores para encontrar una explicación a esas fracturas.

“Después de muchos estudios me diagnosticaron” osteogénesis imperfecta, mejor conocida como “huesos de cristal“, apunta.

“Llevo 73 fracturas, pero muchas de esas han sido múltiples, en la última fueron cinco fracturas en una misma caída, tuve doble fractura de muñeca y tres costillas. Así que en total llevo más de cien, además de 24 cirugías, 23 de las piernas y una del oído izquierdo”, explica Mejía.

La enfermedad se caracteriza por la fragilidad ósea, ya que el colágeno, una de las proteínas que forman el hueso, es de mala calidad o su cantidad es menor.

Hay de varios tipos, que van desde leves a severos. En los primeros casos las personas desconocen que padecen la enfermedad, mientras que los más graves sufren deformidades óseas y pueden fracturarse algún hueso solo por toser.

“Mi caso es del tipo 3”, explica Mejía, quien debido a su padecimiento mide apenas 1,17 metros y debe moverse con muletas, pero eso, asegura, no le ha impedido llevar una vida prácticamente normal.

 

Para saber más vea:  http://www.efesalud.com/huesos-de-cristal-mexicano-enfermedad


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