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Por Elena Román, médica adjunta de la Unidad de Nefrología Pediátrica del Hospital Universitario Dr. Peset de Valencia

El raquitismo hipofosfatémico ligado al cromosoma X (XLH) es el raquitismo hereditario más prevalente en la infancia, con una frecuencia de 1 cada 20.000 recién nacidos. Se produce por una mutación del gen PHEX que codifica una proteína que regula la actividad del factor de crecimiento fibroblástico 23 (FGF23). El defecto de función del gen PHEX da lugar al aumento de los niveles circulantes de FGF23 y como consecuencia la inhibición de la síntesis de vitamina D activa y la pérdida de fosfato en orina.

Las manifestaciones de la enfermedad son variables incluso en la misma familia. En la edad pediátrica, la clínica más frecuente es el raquitismo resistente al tratamiento con vitamina D con deformidades esqueléticas secundarias y afectación del crecimiento. Las extremidades inferiores se curvan cuando el niño comienza a caminar dando lugar a una marcha anadeante (“de pato”). Aumenta el riesgo de fracturas, el dolor óseo y los problemas de dentición. En la adolescencia y edad adulta aparece dolor osteoarticular, debilidad muscular, abscesos dentales, hipoacusia, vértigo e incapacidad funcional.

De las limitaciones de la terapia clásica deriva la necesidad de alternativas seguras y eficaces

El diagnóstico y tratamiento precoz es importante en pediatría para revertir el raquitismo y evitar las deformidades esqueléticas graves. El objetivo terapéutico es curar las lesiones óseas activas, favorecer el crecimiento, reducir el dolor óseo y evitar la progresión de la enfermedad. El tratamiento convencional consiste en el aporte crónico de vitamina D activa y fósforo, pero no influye en los niveles elevados de FGF23, base patogénica de la enfermedad. Precisa la administración de dosis repetidas (incluso durante la noche), lo que unido a los efectos secundarios gastrointestinales de los suplementos de fósforo, dificulta el cumplimiento terapéutico y repercute negativamente en la calidad de vida de los pacientes. Además, el hiperparatiroidismo y la nefrocalcinosis son complicaciones a tener en cuenta, el crecimiento no se normaliza y la eficacia en las manifestaciones en la edad adulta es incompleta.

De las limitaciones de la terapia clásica deriva la necesidad de alternativas seguras y eficaces. En este escenario, Burosumab es el único fármaco dirigido a la fisiopatología subyacente de la XLH. Es un anticuerpo monoclonal humano que se une a FGF23 inhibiendo su actividad y restableciendo la reabsorción renal de fosfato y la producción de vitamina D activa. La eficacia y la seguridad del tratamiento en niños y adultos con XLH, está avalada por ensayos clínicos de fase 2 y fase 3 que muestran que Burosumab restaura la homeostasis del fosfato, revierte el raquitismo y las deformidades óseas, mejora el crecimiento, el dolor óseo y la impotencia funcional, con buen perfil de tolerancia y seguridad. Todo ello supone un importante avance en el pronóstico y calidad de vida de los pacientes con raquitismo hipofosfatémico ligado al cromosoma X .


Gaceta Médica

Fuente: https://gacetamedica.com/opinion/tribunas/nueva-terapia-para-el-tratamiento-de-la-xlh/